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Si hay aire en el sistema, el aceite hidráulico no puede proporcionar de manera estable suficiente soporte de potencia, lo que da como resultado una respuesta pesada o lenta al dirigir, especialmente al dirigir a bajas velocidades o al estacionar, el propietario obviamente sentirá la dificultad de dirigir.
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Si el motor no funciona correctamente, la bomba hidráulica no puede seguir funcionando. Si la bomba hidráulica no proporciona suficiente potencia hidráulica, el rendimiento del sistema de dirección asistida se reduce considerablemente, lo que resulta en una potencia de dirección insuficiente.
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El acero al carbono es uno de los materiales más comunes para la fabricación de cremalleras de dirección asistida. Su ventaja es su bajo costo y su excelente rendimiento de procesamiento. El acero al carbono posee alta dureza y resistencia al desgaste, lo que le permite cumplir con los requisitos de capacidad de carga y durabilidad de las cremalleras de dirección.
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El aceite hidráulico debe mantenerse en las tuberías y la cremallera de dirección dentro del sistema, y no debe salir por la cubierta antipolvo. Si se produce una fuga o acumulación de líquido en la cubierta antipolvo, generalmente significa que hay un problema con el sistema de dirección, que puede deberse a desgaste, daños o fallas en el sello de aceite.
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Si se detecta contaminación o fugas de aceite hidráulico, es posible que la bomba también esté dañada y deba ser inspeccionada o reemplazada. De lo contrario, seguir usando una bomba defectuosa afectará la estabilidad y el rendimiento a largo plazo del sistema de dirección.
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A diferencia de los motores o las cajas de cambios, las cremalleras de dirección asistida hidráulica no requieren rodaje a baja velocidad durante un tiempo prolongado. La superficie de engrane entre la cremallera y el piñón suele procesarse con precisión durante el proceso de producción, y el grado de ajuste es alto.
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Tras la llegada del siglo XXI, con el rápido desarrollo de la tecnología de dirección asistida eléctrica (EPS), el sistema de dirección asistida ha experimentado una nueva transformación. El sistema de dirección asistida eléctrica ya no depende del aceite hidráulico, sino que proporciona potencia directamente al volante mediante un motor eléctrico, lo que aumenta la precisión y la eficiencia de la dirección.
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Una de las mayores ventajas de la dirección asistida hidráulica de cremallera es su mejor manejo. Los sistemas de dirección mecánica tradicionales logran la dirección conectando directamente el volante y las ruedas, lo que requiere que el conductor aplique mayor fuerza, especialmente a baja velocidad o al estacionar.
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La dirección se vuelve difícil Si la cremallera de la dirección asistida eléctrica está dañada, una de las manifestaciones más obvias es la dificultad para girar el volante. Esto se debe a que el motor no puede proporcionar la asistencia eléctrica normal y el conductor necesita aplicar más fuerza para completar la maniobra.
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El volante hace ruidos anormales al girar, especialmente chirridos o golpes, que suelen ser indicios tempranos de desgaste o daños en el extremo de la cremallera de la dirección asistida. Cuando se pierden los sellos o lubricantes del extremo de la cremallera, aumenta la fricción, lo que provoca desgaste entre las piezas y, a su vez, ruidos anormales.